No crean que yo busco a propósito artículos sobre mentiras....pero los recibo en el correo...y no puedo con mi genio...:-(
Difunden una lista con las mentiras más frecuentes en la vida cotidiana.
El relevamiento consagró a la frase "Está todo bien" como la más usada. Se miente más en el lugar de trabajo que en el ámbito familiar o entre amigos.
Los británicos no sólo son flemáticos y mayoritariamente respetuosos de la monarquía, sino que también cultivan el arte de la mentira con el mismo deleite que el resto de los ciudadanos del mundo.
El diario inglés Daily Mail acaba de publicar una encuesta en la que los entrevistados admitieron decir un promedio de cuatro mentiras diarias. En términos de género, los hombres obtuvieron una ligera ventaja al tener el dudoso honor de decir cinco mentiras por día, mientras que las mujeres reconocieron hacerlo únicamente en tres ocasiones.
Estas "mentiras", en realidad, son aquellas frases que suelen pronunciarse casi automáticamente, casi sin pensar, con la intención de salir del paso y no decir algo inconveniente.
Tal vez por eso entran en la categoría de "mentiras blancas".
Porque faltan a la verdad pero no provocan grandes daños a quien las escucha.
El relevamiento abarcó a 2.500 personas y en el ranking de estas mentirillas que se dicen con mayor frecuencia, el primer puesto lo obtuvo la popular frase "Está todo bien", elegida como la favorita con el 28 por ciento de los votos.
A ésta le siguieron otras como "Qué bueno verte", "No tengo plata encima", "Te llamo", "Perdón, no llegué a atender", "Tenemos que vernos pronto" y "Estoy en camino".
Todas estas mentiras son trasladables a los usos de la Argentina, donde a aquellas se les suman expresiones como "Te estaba por llamar", "Hablemos para ir a tomar un café", "Recién abro tu mail", "Estás igual que siempre" o "Te llamo y nos juntamos para un asado".
"Son frases que a veces reflejan menos la intención de mentir que el haberse quedado a mitad de camino y sentirse en falta: quise atenderte pero no pude o, aunque me olvidé de llamarte, sí quería hablar con vos -analiza la socióloga María Pecci-. Pero si son dichas con la clara intención de engañar al otro, reflejan las partes endebles de los vínculos humanos, donde es más importante parecer que ser".
La encuesta inglesa no sólo se quedó en la enumeración de frases. También determinó que el mayor número de estas frases de circunstancia tienen por destinatarios en primer término a los compañeros de trabajo, luego a los familiares y por último a los amigos. Un detalle no menor: se les miente más a los familiares que a los amigos.
Entre las 20 mentiras más dichas, también calificaron "Estoy en un embotellamiento", "No tengo señal", "Por supuesto que te amo", "Se me murió la batería", "Te llamo en un minuto", la letal "Querida, tu cola no está gorda" y la que suelen usar las mujeres: "Tu panza me erotiza".
La psicóloga Cristina Castillo no es tan taxativa a la hora de definir si el hombre miente más que la mujer. "Lo que he podido escuchar en mi trabajo clínico no me permite precisar quién miente más , lo que sí se puede establecer es que la manera en que hombres y mujeres verbalizan a la mentira es distinta, así como también lo que cada género considera como mentira", explica.
Es posible: casi un cuarto de los varones ingleses admitió haberle dicho a su pareja que estaba delgada aunque pensara lo contrario, y un 29 por ciento reconoció haber negado la existencia de una relación paralela.
"Si a estas mentiras se las usa en los vínculos más cercanos, la falsedad envenena la relación porque decirle a alguien te amo sabiendo que es mentira, forja un vínculo prefabricado en el que engañar al otro es también engañarse uno mismo", reflexiona Pecci. Para la socióloga, si se las usa para llenar el silencio en el trato social y todos los que participan del juego son conscientes de ello, entonces esas mentiras no son tan graves y se relacionan con "cumplir con la expectativa que creo que el otro tiene de mí".
La mayoría de estas frases son esgrimidas para no herir susceptibilidades. Sobre ese punto, el español Joaquín Sabina escribió, certero: "Le dibujaba un mundo real/ no uno color de rosa,/ pero ella sólo quería escuchar/ mentiras piadosas".
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