Alma Conductora
La idea principal que debemos entender durante esta semana es que no somos nuestro cuerpo; sólo somos nuestra alma.
Entonces, ¿para qué tenemos un cuerpo?, te preguntarás. El cuerpo es el auto que usamos en el viaje por la carretera de la vida. Es el vehículo que nos permite hacer buenas acciones en el mundo y ser un conducto para revelar energía positiva.
El cuerpo es un medio temporal para alcanzar un fin. Creo que todos nosotros hemos tenido esas revelaciones a media noche, cuando nos damos cuenta de la profundidad de esta declaración. Pero es difícil mantenerlo en nuestras mentes, y todos caemos en preocuparnos por lo que la gente piensa acerca de nosotros –bueno o malo– y nos obsesionamos sobre nuestro reflejo en el espejo.
El Baal Shem Tov, un Kabbalista que vivió y enseñó en el siglo XVIII, recordaba a sus estudiantes sentir siempre que son sólo alma. Sí, el cuerpo es un templo, y es importante cuidarlo y respetarlo. Pero, por otra parte, tenemos que reclamar nuestro territorio y ocuparnos de nuestra alma.
¿Cómo? Bien, para empezar, el alma necesita alimentarse. ¿Y qué come nuestra alma? Energía, por supuesto. La energía que alimenta a nuestra alma viene de las buenas acciones que realizamos a diario. La mejor forma de tener un alma en armonía, abierta y bien nutrida, es buscar de forma sistemática aquellas personas que necesitan ayuda y hacer lo que podamos para satisfacer sus necesidades.
Hay otro consejo para cuidar de nuestra alma que debe realizarse justo al levantarnos en la mañana. Los kabbalistas recomiendan despertarse cada día rugiendo como un león. ¿Por qué interpretar este papel? La semilla de nuestro día entero empieza en la mañana. De hecho, si encontramos que nos hemos sentido bajos de moral y de mal humor durante todo el día, lo más probable es que esto comenzó en la mañana.
Pero si cambiamos nuestra conciencia, sabiendo que algo maravilloso va a suceder, sintiéndonos entusiasmados por la magia inesperada y con la intención de que este día sea el mejor de nuestra vida, nos sorprenderemos al ver las cosas increíbles que nos sucederán. Cuando nos despertamos llenos de energía y dispuestos a vivir plenamente ese día, estamos en sintonía con nuestra alma.
Esta semana, practica levantarte cada día como un león. De veras, empuja a tu alma desde el inicio del día. Y sé consciente de las continuas e incesantes exigencias de tu cuerpo. Redirige esos deseos buscando formas de compartir tu amor y tu tiempo y escuchando a los demás. Nunca sabes cuándo la Luz va a poner en tu camino a alguien cuyo día tú puedes salvar.
Todo lo mejor,
Yehudá.
50. Bastante Nunca es Suficiente
Mis ojos y mi corazón permanecen enfocados en la meta final en todo momento. ¡Despierto la persistencia y la pasión para nunca - y eso significa nunca - conformarme con menos!
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