domingo, julio 6

Los que cambiaron su voto y le permitieron ganar al oficialismo

El conflicto con el campo / Las sorpresas de la votación

Son tres rionegrinos y un salteño, que se oponían, y un fueguino, que se abstuvo

Tres votos a cambio de baja de retenciones en manzanas y peras. Una abstención a la espera de una Legislatura más dócil y amigable. Votos que aseguran dinero para localidades en crisis.

El final feliz para el oficialismo luego del interminable debate en la Cámara baja sobre el proyecto oficialista que convalidó la política de retenciones se sostuvo, en gran medida, en un puñado de votos que cambiaron de destino a último momento y torcieron la votación en favor del kirchnerismo por sólo siete votos.

Los kirchneristas rionegrinos Julio Arriaga y Lorena Rossi; el radical K de la misma provincia Hugo Cuevas y el oficialista salteño Osvaldo Salum contradijeron lo que declararon días anteriores y apoyaron al oficialismo.

Los cuatro contribuyeron de manera decisiva al triunfo del oficialismo, al igual que la sorpresiva abstención del fueguino Leonardo Gorbacz, integrante del grupo de ex aristas que encabeza Eduardo Macaluse (SI-Buenos Aires), sometidos a una intensa presión por parte del oficialismo en los últimos días con el objetivo de sumarlos a la aprobación del proyecto.

Los casos más resonantes fueron los de Arriaga y Rossi, quienes el miércoles último firmaron el proyecto alternativo sobre retenciones que encabezaron el ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el radical K Daniel Katz. La promesa concreta de avance en un proyecto que propone la eliminación de las retenciones a las producciones de manzanas y peras de la zona del Alto Valle de Río Negro, que hoy está en 10 por ciento, habría sido una razón de peso para asumir como propio el dictamen del Poder Ejecutivo.

Consultado por LA NACION, el titular del bloque, Agustín Rossi, dio una versión diferente sobre el asunto. "Son dos diputados de nuestro bloque, que nos apoyaron luego de los cambios que introdujimos al proyecto oficialista", se defendió el titular de la bancada, aunque confirmó que el proyecto de baja de retenciones "está avanzando".

El tercer rionegrino en cuestión, Hugo Cuevas, miembro de la Concertación que agrupa a radicales afines, ya colaboró con el kirchnerismo en febrero de 2006, cuando apoyó la polémica reforma del Consejo de la Magistratura.

Salum, un veterano dirigente peronista salteño que fue ministro del ex gobernador y hoy vicepresidente del Senado, Juan Carlos Romero, ya había deslizado que votaría en contra del Gobierno durante las últimas semanas. En el recinto, por falta de tiempo se quedó con ganas de fundamentar su posición, pero pidió hacerlo durante la próxima sesión.

La sorpresa fueguina

El caso de Gorbacz merece una explicación aparte.
Durante la última semana, Macaluse y otros miembros del bloque SI reaccionaron indignados ante versiones que hablaban de un acercamiento a la posición oficial. Según supo LA NACION, Gorbacz habría recibido la orden de su referente política, la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, de votar en contra de la ley. "Ustedes no se preocupen por mí, voten según su conciencia", les dijo Ríos a Gorbacz y a Nélida Belous hace dos días.

Consultado por LA NACION, Macaluse se mostró sorprendido por el voto de su compañero de bancada, y desde su entorno afirmaron que se enteró minutos antes de la votación. "El proyecto es insuficiente, pero tampoco daba para rechazarlo; es un paso adelante", argumentó Gorbacz a LA NACION.

Más allá de los votos que fueron en su ayuda, el enojo había aumentado durante la madrugada en el kirchnerismo cuando fracasaron los últimos intentos por lograr los votos de Macaluse y de Claudio Lozano (CTA). "Es imposible, tanto la Federación Agraria como ellos nos corren siempre el arco y piden otra cosa", se quejó el socialista K Ariel Basteiro (Encuentro Popular), encargado de algunas negociaciones.

Rossi quedó más que enojado con otros kirchneristas, como los bonaerenses Solá y Graciela Camaño, la santiagueña Marta Velarde y el pampeano Manuel Baladrón. A pesar de los esfuerzos y las gestiones de trasnoche, no hubo posibilidad de convencerlos de votar en favor del proyecto o de lograr que se abstuvieran o se ausentaran.

"Está bien que no estés en un todo de acuerdo, pero ¿tenés que votar con los gorilas?", le espetó Rossi a Baladrón durante la larga noche de tedio, discursos interminables y sueño acumulado que terminó con el festejo para la Casa Rosada.

Por Jaime Rosemberg
De la Redacción de LA NACION

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