SÁBADO 30 DE AGOSTO DE 2008
"No soy una persona que toma riesgos. Me encantaría serlo, ¡pero soy muy perezoso!" (Respuesta del 27 de Agosto de un lector)
No eres perezoso. Tu cuerpo lo es, sí, pero no TÚ. En su libro 'El Camino de los Justos' el kabbalista Rav Luzzatto explica que el cuerpo tiene una gravedad interna que mantiene todo abajo y tal cual es.
El moverse, ser activo y espontáneo, hacer algo nuevo, esto requiere de tanto esfuerzo porque el cuerpo quiere mantener las cosas para si.
Nos impide estar siempre alertas en nuestra batalla contra el peso de nuestros pensamientos corpóreos (lo haré después; no puedo; no quiero ser molestado; de todas maneras no va a funcionar...)
¿Es nuestra alma perezosa? Por supuesto que no, porque ser perezoso es estar atado y totalmente controlado por el tiempo, espacio y movimiento. Nuestra alma quiere y puede lograr todos nuestros sueños y deseo, pero necesita ser liberada de la pesadez del cuerpo.
La única forma de flotar en contra de la gravedad es actuar. Como dicen en los programas comerciales pagados que pasan tarde en la noche: ACTÚA AHORA. LA OFERTA SE VENCE.
Hoy, sé impulsivo.
Yo sé que esa palabra tiene una connotación negativa, pero me gustaría usarla de todos modos. Para mí implica escuchar a tus agallas, brincar a las situaciones; saltar para echar a andar tu ser y no dejar espacio para pensar, racionalizar o postergar.
Ya sabes: sólo hazlo.
kabbalah
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