sábado, agosto 30

Santa Rosa de Lima


Virgen, patrona del Perú, América y las Filipinas.

Nació en Lima - Perú el 30 de abril de 1586 y murió el 30 de agosto de 1617 en ese mismo lugar.


En su Confirmación, en 1597, tomó el nombre de Rosa, porque, cuando niña, su cara había sido vista transformada por una rosa mística.

Cuando era niña destacaba por su gran reverencia y pronunciado amor hacia todas las cosas relacionadas a Dios.

Esto tomó tal posesión de ella que desde entonces su vida la consagró a la oración y mortificación.

Tenía una intensa devoción hacia el Niño Jesús y Su Madre Bendita y pasaba largas horas ante su altar.


Era escrupulosamente obediente y de labor incansable, progresaba rápidamente a través de la atención que prestaba a la instrucción que le brindaban sus padres, a sus estudios, y a su trabajo doméstico, sobre todo con la aguja.


Después de leer sobre Santa Catalina de Siena decidió tomar a la santa como modelo para su vida. Empezó ayunando tres veces por semana, además de severas penitencias secretas, y cuando se veía tentada por la vanidad, cortaba su hermoso cabello, llevaba ropa tosca, y maltrataba sus manos con arduo trabajo.

Todo este tiempo ella tenía que enfrentarse con las objeciones de sus amigos, el ridículo de su familia, y la censura de sus padres.


Pasaba muchas horas frente al Santísimo Sacramento, a quien recibía diariamente. Finalmente decidió hacer un voto de virginidad, e inspirada por amor sobrenatural, adoptó medios extraordinarios para cumplirlo

Tuvo que combatir la oposición de sus padres, quienes deseaban que se casara. Durante diez años su lucha continuó y finalmente obtuvo, por paciencia y oración, el consentimiento de sus padres de continuar con su misión.


Al mismo tiempo grandes tentaciones atacaban su pureza, su fe y su constancia, causándole insoportable agonía de mente y desolación de espíritu, impulsándola a mortificaciones más frecuentes; pero diariamente también, Nuestro Señor se manifestaba a sí mismo, fortaleciéndola con el conocimiento de Su presencia y consolando su mente con la evidencia de Su Divino amor.


El ayuno diario fue seguido pronto de la abstinencia perpetua de carne, y esta, a su vez, por el consumo único de la comida más tosca, apenas suficiente para sobrevivir


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Imagen y artículo tomado de Aci Prensa

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