SÁBADO 1 DE NOVIEMBRE DE 2008
El maestro de mi padre, Rav Brandwein, siempre le enseñó a no juzgar nunca a una persona por su apariencia externa, sino siempre buscar ese punto interno dentro de ella. A menudo solía decir: "No mires el envase, sino lo que hay dentro de él".
Siempre vamos a encontrar algo malo en las personas con las que vivimos o trabajamos, y especialmente en aquéllos a quienes amamos. Nuestra tarea es ver más allá de las falsas capas externas y penetrar en el corazón de lo bueno que hay en esa persona.
¿A quién necesitas aplicar esta lección el día de hoy?
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