JUEVES 18 DE DICIEMBRE DE 2008
Llueve aquí en Los Ángeles. Y está helando. Llevo 30 minutos viendo esta computadora sin saber qué escribir. Finalmente me levanté para despejarme y noté a un hombre indigente, al otro lado de la calle,buscando refugio bajo un toldo. Me rompió y me rompe aún el corazón.
Cuando siento esta tristeza por lo que pasa en el mundo [y la siento a diario], se enciende un fuego dentro de mí que hace que salgan las palabras para inspirar a la gente a transformarse, para ayudar a mis estudiantes a elegir dar en vez de ser avaros, para tocar tantas almas como pueda.
A todos se nos ha otorgado Poder Divino. Usémoslo hoy. Reserva unos minutos para meditar y enviar amor al mundo. El mundo gira [y arde] con pensamientos. Mandemos buenos pensamientos que ayudarán a este hombre indigente y a toda la gente que está sufriendo en el mundo.
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