miércoles, diciembre 3

Juan Carr, optimista al extremo

Por Cynthia Palacios --- Foto: Diego Wolfson

La Red Solidaria, un pilar para los tiempos que vienen: une a quien necesita con quien puede ayudar.

Hace 13 años, Juan Carr creó junto con su mujer y tres amigos la Red Solidaria, una estructura simple que genera magia cada vez que se lo propone: une a quien necesita con quien puede ayudar. Así de efectiva.

La respuesta los conmovió. La Red Solidaria había pedido solamente ocho personas que donaran sangre para salvar a Martín Herrera, de 11 años. En poco tiempo unas 140 personas respondieron al llamado. Emocionados, los voluntarios de la Red se sorprendieron por la gran convocatoria que habían tenido.

El mecanismo era simple: se enteraban de alguien que necesitaba ayuda, entonces la pedían a través de los medios de comunicación, y la respuesta no tardaba en llegar. Incluso, lo de Martín no era una donación de sangre habitual: los dadores debían recibir un corticoide que estimulara la producción de una variedad de glóbulos blancos y luego someterse a la extracción. Aquel lunes de marzo de 2006, el sector Hemoterapia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez se llenó de personas que, sin conocer a Martín, estuvieron dispuestas a ayudarlo.

La historia de Felipe Bernava es emocionante. Cuando todavía estaba en la panza de su madre Mariana, los médicos le diagnosticaron una insuficiencia cardíaca. Había que operarlo apenas naciera en los Estados Unidos, el único lugar donde se podía realizar la intervención, de otro modo fallecería. No quedaba mucho tiempo y había que reunir los 100.000 pesos que costaba la operación. Por aquella época —septiembre de 2001—, la Argentina atravesaba acaso la peor crisis de su historia. La Red Solidaria lanzó un pedido para que 100.000 argentinos aportaran un peso y así la familia Bernava reuniera el dinero que Felipe necesitaba para ser intervenido. En dos semanas, el pedido se hizo realidad. En menos de una semana, se juntaron 70.000 pesos (lo restante en la segunda). Felipe fue operado con éxito y la ayuda de miles de personas anónimas salvó su vida.

Juan Carr siempre quiso ser lo que es. Quizá de una manera más anónima o como partícipe silencioso de un movimiento solidario liderado por otros, pero le tocó otra suerte y no se queja. Hace tiempo que este veterinario, de 46 años, se convirtió en la cara visible de una enorme cantidad de argentinos que intentan mejorar las cosas y no reniega de su responsabilidad.

En febrero de 1995, con tres amigos y su esposa, creó la Red Solidaria, un mecanismo que sirve de puente entre una necesidad concreta y miles de manos dispuestas a ayudar: es decir alguien necesita un colchón, la red lo pide y luego conecta a quien puede donar ese colchón. Así se empezó, pero hoy todo se hace a gran escala. La red no tiene estatuto y tampoco cuenta con dinero.

En la actualidad, Carr es un indiscutido referente social. Su mayor capital es la credibilidad y una agenda de papel llena de teléfonos útiles: desde el comedor más perdido en el mapa, hasta el celular del empresario más poderoso.

Cualquiera que lo ve pensaría que el hombre está acostumbrado a lidiar con el dolor ajeno y, sin embargo, se acerca con profundo respeto al que sufre. “El dolor es un gran maestro”, dice.

Casado con María Alemán, Carr es padre de cinco hijos: María, Francisco, Martín, Ana y Josefina. Votado por los lectores, fue elegido como el Emprendedor Social más confiable en la cuarta encuesta anual de Marcas Confiables (también se eligen personalidades destacadas), realizada por Reader’s Digest Argentina.


(continúa)


Fuente: RDSelecciones

2 comentarios:

  1. hola anaiv!!!!!!!
    gracias por esta divulgación, conocía a juan carr, pero no su historia ni su trayectoria en el camino solidario......
    un abrazo

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  2. Hola Adrisol, siempre viene bien conocer un poquito mas de la gente sobre todo la que hace este tipo de tareas sin fines de lucro, yo me enteré a traves de Selecciones, sino habia cosas que tampoco sabia
    Un beso, me estoy yendo :-)

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