Por Frédéric Millet
Clima suave y soleado, los Alpes y el Mediterráneo como telón de fondo, vegetación y parajes naturales de extraordinaria belleza… Con argumentos así es normal que la región italiana de Liguria juegue la baza del turismo activo en general y de la bici de montaña en particular. Acompáñenos a descubrir los tres spots de la región.
Liguria, una de las regiones más pequeñas de Italia, es también una de las más conocidas fuera de la “bota” gracias a las innumerables localidades de playa que tachonan su litoral.
Con Génova como capital, Liguria se extiende desde Ventimiglia (en la frontera con Francia) hasta la ciudad portuaria de La Spezia, a las puertas de Toscana.
La riviera italiana seduce obviamente por su clima –propicio para el cultivo de almendros, olivos, limoneros, viñas y flores– pero también, y sobre todo, por su privilegiada situación entre los Alpes y el Mediterráneo.
Hoy día, esta tierra bendecida por los dioses intenta promocionar fuera de temporada los magníficos senderos de sus parques y parajes naturales y enganchar así a senderistas y amantes de la bici de montaña.
Éstos últimos en particular pueden sentirse de enhorabuena, ya que se les ofrece la ocasión de disfrutar de importantes desniveles de montaña, de caminos balizados y secos durante todo el año con tramos de Single Tracks (senderos más angostos) y, como colofón, de las incomparables vistas del Mediterráneo, motivo de orgullo de la región.
De los Alpes del Mar hasta las Cinqueterre…
Los adeptos a los descensos en btt se decantarán sin duda por los contrafuertes de los Alpi del mare, los Alpes del mar. En esta parte de la provincia de Imperia, situada entre la frontera con Francia y el Piamonte, podrán subir a más de 1.500 m de altitud en menos de 40 km de distancia y efectuar un descenso ininterrumpido hasta el mar atravesando amplios prados y magníficas extensiones arboladas. Por motivos de logística necesitará que alguien le lleve hasta el valle Arroscia, al pie del monte Sacarello, punto culminante de los Alpes ligures. Luego, todo el placer de lanzarse cuesta abajo será sólo suyo con alguna que otra cuesta arriba, eso sí, para pasar de una montaña a otra. Un recorrido reservado a los más entrenados.
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Via Michelin
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