Por Marie Lecocq
Mil lagos –unos 4 000 en realidad– y un sinfín de razones para quedarse prendado de Masuria. Aquí, los locos por la naturaleza encuentran un lugar donde vivir a fondo su pasión.
Las bandadas de aves migratorias volando de isla en isla colman de felicidad a los ornitólogos, mientras que los ases de la navegación miran con arrobo el paso de los veleros…
Como ya habrá comprendido, aquí todo guarda relación con el agua.
Esta región permanece de momento a salvo del turismo de masas que gradualmente empieza a invadir Polonia, sobre todo a partir de la proliferación de las compañías low cost. Pese a ello, este territorio salvaje salpicado por decenas de reservas naturales empieza a conocer cierto auge de la actividad turística y la oferta hotelera.
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viamichelin
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