Quema cuanto puedas:
las cartas de amor
las cuentas telefónicas
el cesto de ropa sucia
las escrituras y certificados
la deslealtad de los colegas resentidos
la confesión interrumpida
el poema erótico que confirma la impotencia
y anuncia la arteriosclerosis
los recortes antiguos y las fotografías amarillentas.
No dejes a los voraces herederos
ninguna herencia de papel.
Sé como los lobos: muere en la madriguera
y sólo muestra tus afilados dientes a los canallas.
Vive y muere cerrado como un caracol.
Dile siempre no a la escoria electrónica.
Destruye los poemas inacabados, los borradores,
las variaciones y los fragmentos
que provocan el orgasmo tardío de filólogos y eruditos.
No dejes a los catadores de basura literaria ninguna migaja.
No confíes a nadie tu secreto.
La verdad no puede ser dicha.
Ledo Ivo
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