MONTEPULCIANO.- Dicen que cuando griegos y fenicios llegaron aquí para comerciar con los etruscos quedaron maravillados con la belleza de la tierra que se abría ante sus ojos.
Y pese a haber pasado más de dos milenios, esta Terre di Siena, en el corazón de la Toscana y muy cerca de la monumental Florencia, es un lugar prodigioso que sigue siendo admirado no sólo por el resto de los italianos, sino también por cantidades de europeos que, en voz baja y entre dientes, no pueden más que rendirse ante el encanto inacabable de esta geografía de paisajes cambiantes y magníficos que alterna sembradíos y viñedos, cuestas y barrancas, cerros y valles, y en el que se desparraman centenares de pueblos y ciudades que parecen extraídos de una novela medieval. No por nada suele decirse que es la región más encantadora de toda Italia.
Y no caben dudas: fascinante e inacabable, la tierra de sienase presenta como un verdadero prodigio que conquista a simple vista no sólo por su belleza natural, sino por su diversidad de pueblos y pequeñas ciudades medievales de piedra, ladrillo y teja que se desparraman por todos lados y que invitan a conocer. Y entre ese centenar hay varios que son los puntos fuertes de la visita aquí.
Caminos infinitosSaliendo hacia el sur de la principal ciudad regional, por una ruta que es un verdadero lujo (al igual que los demás caminos y carreteras de esta zona de Italia), el paisaje va tomando contrastes que le dan un encanto peculiar: las montañas y llanuras verdes son seguidas por tierras yermas de color grisáceo en las que se puede distinguir una especie de cráteres producidos por la erosión, a las que rodean cadenas de cipreses, pinos y acacias. Ahí, en plena zona de las Cretes Seneses se desparraman decenas de pueblos y caseríos agrícolas, en los que la cría de ovejas y el cultivo del trigo (toda una proeza para la zona) son los principales recursos económicos.
En medio de ese panorama aparece Asciano. A unos 30 kilómetros de la capital regional, esta pequeña ciudad que durante la Edad Media estuvo amurallada y que hoy apenas si muestra algunas rastros de lo que fue la fortificación sirve de introducción para lo que vendrá. Es que, de ahí en más, uno tras otro irán apareciendo ciudades medievales una más encantadora que la otra, y cada una con un rasgo peculiar que mostrar a los visitantes.
Siguiendo por el mismo camino, siempre en dirección Sudeste, y apenas unos pocos kilómetros más adelante, se llega a Chiusure, cuyo encanto principal se encuentra no tanto en sus edificaciones de ladrillo rojo y techos de teja, sino en la inmensa abadía de Monte Oliveto Maggiore que, enclavada en la cima de la colina de ese nombre, parece vigilar la ciudad desde las alturas. Se trata de un magnífico monasterio benedictino que fue levantado a comienzos del siglo XIV, que al igual que la mayoría de las construcciones religiosas de la época tiene visos de fortificación. El convento, en cuya entrada sorprende no sólo la altísima torre adornada en terracotas, sino su enorme puente levadizo original, es un verdadero museo abierto y ya desde su patio principal se pueden apreciar los magníficos frescos realizados por Signorelli, entre 1426 y 1443, y Sodoma, entre 1505 y 1508, y que cuentan la vida del patrono de la orden, San Benito. Ya en el interior descolla la biblioteca, la misma que sirvió de escenario para escenas de la película El nombre de la rosa y que está compuesta por centenares de volúmenes antiquísimos de un valor incalculable. También su botica, que supo ser de las más importantes y sofisticadas de la región, es otra obra de arte en sí misma, y exhibe coloridas porcelanas originales y un mobiliario de caoba de gran belleza.
Casi en el subsuelo de la abadía, en lo que fue la cantina de los monjes, funciona una bodega en la que se produce vino santo, una de las especialidades de la región. Dulce y consistente, invita a probarlo con prudencia mientras se escuchan las divertidas historias del hermano Giulio, un joven monje de aspecto de bonachón que brinda el tour por el lugar.
En tierras de OrciaPor Diego Cúneo
Enviado especial
Datos útiles
Cómo llegar
- Desde Buenos Aires hay vuelos a Roma por Alitalia desde US$ 999 (tarifa sin impuestos). Desde ahí conviene desplazarse en el excelente servicio de tren o en las varias líneas de ómnibus que se dirigen a la Toscana.
La oferta de alojamiento en cada una de las ciudades es muy variada y sus precios varían mucho según la época del año. A modo de ejemplo, se sugiere:
- En Pienza, hotel Corsignano y hotel Il Chiostro di Pienza ( www.relaisilchiostrodipienza.com )
- En Montepulciano, hotel Granducato ( www.granducato.it )
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