La Kabbalah nos enseña que “tener certeza” significa construir una vasija para contener la Luz. Cuando la medida de nuestra certeza es grande, también lo será la de la Luz al final de cualquier proceso que estemos atravesando.
Sin embargo, si nuestra certeza es del tamaño de un dedal... ya puedes imaginarte.
La certeza no trata sobre creencias, ya que las creencias dejan espacio para que pensemos: "Estoy abierto a la posibilidad de estar equivocado". Certeza es saber que las herramientas funcionan, que el universo funciona y que la Luz está aquí, aunque nuestra percepción limitada no nos permita verla.
Cuanto mayor sea la certeza, mayor será la vasija para la Luz.
Lo más asombroso sobre la certeza es que no se trata de una simple idea kabbalística. Es una herramienta para cambiar nuestras vidas. Debemos utilizar las herramientas para atraer la Luz y tener certeza para manifestarla en nuestra vida.
Especialmente tras momentos de victoria, cuando vislumbramos una versión mejor de nosotros mismos, cuando nos sentimos más conectados y más claros, la parte más oscura de nuestra naturaleza, la fuerza que busca perturbarnos y destruirnos, trastornar nuestra certeza y nuestros sentimientos de conexión para disuadirnos de nuestros compromisos y de continuar con nuestro proceso de cambio.
La duda retrasa el proceso, haciéndolo más difícil para nosotros. Y sin embargo, somos libres para elegir si la dejamos o no entrar.
Esta semana, comprométete a decir NO a tus dudas.
Todo lo mejor,
Yehudá
Secuencia de los 72 Nombres conectada a esta semana
¡Certeza!, ¡Certidumbre!, ¡Convicción!, ¡Seguridad!, ¡Confianza! Todos estos conceptos llenan mi corazón mediante la meditación sobre este Nombre.
kabbalah
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