Aprovecha alguno de los puentes de la nueva temporada para practicar tu deporte de riesgo favorito. Elige entre escalada, recorridos en tirolinas, espeleología o rafting, y descubre la belleza natural de un pequeño país que lo tiene todo.
1. Escala en la ciudad rocosa más grande de Centro Europa
Desde el Siglo XVIII los desfiladeros de Adršpach y Teplice han sido frecuentados por los amantes de la escalada de todo el continente. Se trata de la ciudad rocosa más grande de Centro Europa y está integrada por innumerables enclaves naturales de gran belleza como cañones y peñones en los que se puede practicar la escalada libre. Además el parque incluye zonas de ocio aptas para todas las edades, en las que niños y adultos pueden adentrarse en el mundo de la escalada o hacer cursos avanzados de escalada deportiva y actividades de ‘teambuilding’, ya sea en paredes artificiales o en áreas preparadas.
2. Recorre un precioso paraje natural a través de las copas de los árboles
Uno de los rincones más bonitos de la República Checa es el Parque Nacional de Šumava. Allí podrás hacer senderismo o ir hasta la presa de Lipno y alcanzar en telesilla la cumbre del Kramolín, para recorrerlo desde el aire, surcando una espectacular tirolina que tiene una longitud de 675 metros y un total de 11 paradas, en las que podrás descansar de tanta emoción y observar la belleza del lugar. ¡Una advertencia! No es apto para personas con vértigo ya que el recorrido te conducirá a una altura media de 24 metros, y en un momento dado alcanzará los 40 metros. Otro de los momentos más espectaculares se sitúa al final del recorrido, al concluir el periplo con un descenso por el tobogán más largo de todo el país. Esta atracción permanece abierta durante todo el año y, si la visitas en julio o en agosto, hasta la medianoche, pudiendo disfrutar de una interesante visita nocturna.
3. Viaja al centro de la tierra
La República Checa cuenta con distintas zonas kársticas en las que es posible visitar algunas cuevas turísticas y, en muchos casos, practicar la espeleología. Una de las áreas más bonitas se sitúa en la región de Moravia, concretamente en las Cuevas de Punkva. Visitando el recinto descubrirás salas con cúpulas enormes e innumerables pasillos decorados con estalactitas y estalagmitas, que unen distintas zonas de la cueva dejando a ambos lados abismos de infarto. Además podrás recorrer en lanchas a motor las aguas verdosas del Punkva, el río subterráneo más largo de la República Checa. Otras cuevas muy frecuentadas son la Cueva de Catalina y las Cuevas Sloupsko-šošůvské jeskyně.
4. Haz rafting en Praga
Sí, has oido bien. Entre las muchas cosas que es posible hacer en Praga también está el ¡rafting! No lo practicarás en el río Moldava, pero sí en el canal Trojský. Durante 3 horas un monitor especializado te hará disfrutar de una aventura única e irrepetible, tras lo cuál podrás ir a celebrarlo a un lugar mucho más tranquilo y calmado como la orilla del Puente de Carlo.
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