Sobre los problemas y "darnos manija" por remediarlo pese a no tener la solución a mano, se ha dicho mucho, pero en este informe que me
enviaron lo expresaron muchisimo mejor que lo hubiese dicho yo, ninguna duda...por lo tanto lo copio :-)
La forma de ver el mundo es un dilema profundo
Los problemas cotidianos que nos preocupan y las exigencias que nos imponemos, son limitaciones que no nos permiten disfrutar de la vida
Las dificultades que surgen todos los días son inevitables por lo tanto no se trata tanto de terminar con ellas sino más bien de vivirlas de un modo diferente.
Para ello es necesario un cambio de cosmovisión, ver la vida de una manera distinta, desde otra perspectiva, desde una dimensión más alta.
La ansiedad es un miedo difuso que no tiene objeto, es un estado de temor frente a un peligro que puede ser puramente subjetivo, como el miedo a las consecuencias de nuestros actos, la posibilidad del sufrimiento o la privación, la eventualidad de la pérdida.
Los sentimientos negativos se pueden proyectar sobre otros, que entonces se nos muestran como hostiles. Esta clase de temor y ansiedad se relaciona con el odio.
Frente al fenómeno de la ansiedad se puede razonar sobre la base lógica de tal estado emocional. Si lo hacemos podemos darnos cuenta que muchas veces nos sentimos agobiados por una preocupación difusa formada por una gran variedad de situaciones que resultan incontrolables.
El Dalai Lama propone un método práctico para reducir la preocupación, que consiste en pensar que si la situación o problema puede remediarse, no hay necesidad de preocuparse, o sea que resulta más sensato concentrarse en la solución del problema que preocuparse por ello.
Por otra parte, si no existe una posibilidad de resolverlo, tampoco sirve de nada preocuparse, ya que el hecho está consumado y es irreversible.
Queda claro que este método implica el compromiso de enfrentar las cosas y de tomar decisiones.
Con referencia a la ansiedad que produce el temor al ridículo o que los demás piensen mal de uno, el Dalai Lama reconoce que él mismo experimenta un poco de ese tipo de ansiedad cuando tiene que enfrentarse al público.
En esas ocasiones piensa en el verdadero objetivo de su disertación que es beneficiar por lo menos a algunas personas y no, demostrar sus conocimientos y se dedica entonces a explicar lo que sabe bien y las que no comprende del todo no las expone limitándose a decir si es necesario, la verdad sobre ello, o sea que ese tema para él es muy difícil.
Por lo tanto la honradez y la motivación adecuada son las claves para superar la ansiedad de esa clase, ya que el temor al fracaso produce una sensación de incompetencia que baja la autoestima.
El deseo de ayudar termina con todo vestigio de temor y proporciona confianza en uno mismo, y aunque no se logre el objetivo se puede sentir la satisfacción de haber realizado el esfuerzo.
El interés basado en el éxito mundano produce preocupación y ansiedad. Se puede cambiar esta motivación de manera que el interés de la acción se centre en el deseo de hacer el bien.
Cuanto más cerca esté uno de sentirse motivado por un sentimiento altruista tanto menor será el temor que experimente ante circunstancias que podrían provocarle mucha ansiedad con otros intereses.
Esta conducta también es útil para favorecer las relaciones interpersonales cuando una persona tiene dificultades para relacionarse. Si su motivación es sincera y no interesada lo ayudará a tener valor suficiente para entablar conversación con personas que lo intimidan.
Esta actitud requiere un cambio de perspectiva y una reconfiguración de nuestra forma de ver el mundo.
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