martes, diciembre 2

Juguemos en el bosque



Por Alejandro Lavalle
alejandrolavalle@cuisine.com.ar


En plena forestación neocelandesa se erige un restaurante construido en un árbol. El reducto, elevado a 10 metros del suelo, alimenta a 18 comensales.

Durante la niñez, los árboles hacen las veces de segunda casa. Los veranos se hacían mucho más llevaderos trepados a una casa improvisada en las alturas, donde los infantes jugaban e inventaban historias que perduraban por horas. Los chicos crecen, pero el germen de esa inocencia permanece latente y el placer lúdico regresa para alejarnos de la locura cotidiana

(continúa)

2 comentarios:

  1. hola anaiv!!!
    preciosa historia que nos lleva también a nosotros a la infancia.
    quienes tuvieron la oportunidad de tener un gran árbol que nos cobijara, entenderán este mensaje.........
    gracias por divulgarlo!!!!!
    un abrazo

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  2. Anaiv paso a menudo por tu , es enriquecedor y muy didáctico.
    Te felicito
    Un abrazo
    Abulafia

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