El amor, la belleza, los sueños, la vida fuera de la cancha... Entrevista íntima con Luciana Aymar, la jugadora número uno en la historia mundial del hockey femenino
El ojo de la cámara encuadra a otra Luciana Aymar.
No a aquella que dividió en dos la historia del hockey sobre césped mundial para transformarse en leyenda.
Es una Luciana sin la camiseta argentina, mucho más atenta a los dictados de su apariencia, de sus emociones, de su sentir de mujer.
El cambio se advierte en su aspecto físico, en la innovación de su look y en la desenvoltura para manifestar sus convicciones.
Ya no es la flacucha huidiza que ensayaba unos pases de magia en la cancha, guardaba el palo de hockey y se alejaba en silencio, con la íntima y única certeza de que se había divertido.
Hoy es la vocera principal de las Leonas, la que ostenta por quinta vez el título de Mejor Jugadora de hockey del Mundo y una de las heroínas de mayor jerarquía en el deporte argentino.
Bajo el aura de su talento, que la llevó a obtener con el seleccionado tres medallas olímpicas, un Mundial y dos Champions Trophy, entre muchos otros trofeos, también es la primera en haber firmado un contrato profesional en el hockey local. Al compás de todas estas conquistas -sin abandonar su inclaudicable pasión por esta disciplina-, Lucha delinea, a los 31 años, un perfil con mayor acento en lo estético, que hace equilibrio entre la televisión y el modelaje. Para ella, ganar partidos y verse linda son dos premisas que van de la mano.
"Ahora se busca un costado distinto de mí, y me animo a desarrollarlo; así, fueron surgiendo notas de moda o aquella participación en el Circo de las estrellas , del programa de Susana Giménez, en 2007.
Si no me sintiera cómoda con mostrarme o si me invadiera la timidez, no lo haría. Pero creo que todo esto es bueno para mis proyectos en el futuro", se ilusiona.
En realidad, para ella el futuro es ya: termina de darle forma a un programa de interés general en un canal deportivo de cable, en el que debutará como conductora. "Me gusta; es un buen comienzo para empezar en la tele. Me habían propuesto un papel para hacer ficción, pero preferí rechazarlo porque aún no me veo en ese ambiente, y menos aún con los compromisos que me demanda todavía el seleccionado."
Tercera de cuatro hermanos, fruto del matrimonio de René y Nilda, Luciana ya revelaba en su infancia una faceta teatral en shows exclusivos para su familia. Eran tiempos de un feliz anonimato en su hogar de Fisherton, tradicional barrio en el noroeste de Rosario. "Siempre me gustó actuar; en mi casa o en el colegio era un payaso. Después también hice cosas frente a mis compañeras del seleccionado, pero allí me sentía resguardada, sabía con quiénes convivía. Ahora no me largaría a protagonizar en público cualquier personaje."
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Por Gastón Saiz
La Nacion Revista
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